Después de todo.

Después de todo, detrás de todas nuestras mascaras, de todo aquello que hemos aprendido, de haber adquirido una personalidad única, de lo que consideramos nuestra identidad -nuestra personalidad-, de nuestra forma de pensar, -de creer- de creer que somos de una manera determinada, de lo que consideramos justo, de la moral consciente o inconsciente y que es nuestra forma de valorar lo que concebimos como "bueno o malo", de nuestros gustos o disgustos, de lo que nos incomoda, lo que nos molesta, lo que es inadmisible o admisible para nosotros, lo que nos "da" felicidad, lo que nos pone alegres o tristes, de lo que sabemos o ignoramos, de lo que no comprendemos, de lo que huimos, de lo que nos protegemos, de lo que nos da paz, de la impotencia o potencia.

De lo que perciben los otros y lo que percibimos o creemos percibir en nosotros mismos, de la voluntad y la busqueda a veces agobiante por encontrarnos o conocernos, de la necesidad de trascender lo cotidiano, de sentirnos perdidos y tratar de hallar sentido, de la confusión o  esclarecimiento, de la plenitud y el bienestar, de nuestra subjetividad, de querer hacer o saberlo todo o nada, de conformarnos y tirar la toalla o no perder la esperanza, del desinterés o real y genuino interés por los otros, del querer compartir, de no podernos entender en ocasiones, de ensimismarse o desbordarse y hacer lo que el estado de animo dicte, de pensarlo escribirlo a decirlo, de las noches de insomnio, de la dicotomía fastidiante, del contacto físico, del amor y lo sublime.

Tomasz Alen Kopera.

Después de todo, más allá de todas nuestra mascaras, hay algo que casi siempre olvidamos y no reconocemos, "esa chispa", ese que solo "es", la luz divina que solo juega a vivir el momento, al igual que la estrella que arde y comparte su luz con el universo.

-Vibra silente como el vacío inefable-

Ľυίṣ Λṃᾰṳṙẙ ɌН.

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