La noche obscura y la puerta entreabierta.

Dicen que cuando la noche es más obscura más cerca esta el amanecer pero en la noche todo se detiene como algo eterno, la luz parece nunca llegar y abrumado por la obscuridad en el vértigo del abismo que jamás parece terminar me pierdo de mi mismo y no encuentro lugar pues la luz se ha extinguido.

El frío perpetuo comienza a congelarme y pienso dejar atraparme para ya no pensar, para ya no sentir nada, para que el dolor termine, tal frió seduce con la idea de quedarme atrapado en la eternidad como mecanismo de defensa para ya no aceptar el malestar.

Y ahí en esa nada, me cuestiono cómo demonios es que llegué, surge entonces el enojo, me reprocho y reprocho el momento, mi mente no para de pensar, ideas recursivas en bucle infinito, la razones, las causas, lo justo e injusto; el enojo es evidente.

Medito y la mente se aquieta, esto me revela que debajo de la ira está la tristeza, por el apego y por haber perdido algo muy amado, un tesoro. Busco por los rincones de mi mente, en los laberintos de  ideas y emociones simulando encuentros para obtener respuestas de la luz que hecho de menos.

Busco respuestas y razones para comprender lo sucedido muchas puertas entreabiertas de recuerdos y olvido tratando de encontrar a través de ellas algo de paz aunque sea una aguja e hilo para remendar las piezas rojas que ahí quedaron.


Comienzo a revisar cada puerta de este pasillo infinito  veo y percibo entonces el olor de una  comida recién hecha y una pareja disfrutando la noche mientras se alimentan; espagueti en salsa roja con albóndigas y un buen vino.

En otra puerta encuentro que van a una cita al cine  ella eligió la película, compran refresco y palomitas,  o decidieron quedarse otra noche en casa descansando  mientras miran el capítulo siguiente de su serie favorita.

En la siguiente puerta se les puede ver en un café  pidiéndole al mesero una bebida caliente y un jenga para jugar  mientras hablan de cosas triviales o precupaciones personales, ella se burla de él porque no es muy bueno en ese juego.

Otra puerta me muestra aquellas charlas largas  hablando sobre algunos temas en psicología de si un tal S. Freud o F. Perlz era mejor, que si el sistémico o la gestal ayudan más, etc.

En la puerta frente a la otra se ve ella llegando a casa  cansada de tanto estar parada yendo de aquí para allá, se recuesta en la cama mientras él le quita los zapatos para darle un masaje en los pies y relajarla.

Una puerta después les veo discutir su situaciones personales preocupaciones, desacuerdos y acuerdos, alentando uno al otro para que logre sus objetivos para arriesgarse a salir de su zona de confort.

En otra puerta más se ha ido la luz por la tormenta, es de noche y el viento sopla con intensidad, los relámpagos dejan entrever por la ventana a un perro que mojándose en medio de la calle deciden rescatar.

En la siguiente puerta tampoco se ve luz o quizá un poco pero es debido a las lamparas de afuera, hay besos, te quieros y caricias, el calor de dos cuerpos, sensaciones intensas; sexo y erotismo pues hacen el amor.

Una puerta más donde los dos abrazados lloran, la discusión le precede al conflicto casi a la pelea, las diferencias se expresan evidentes pero se supera por amor, hay reconciliación y el lazo se hace fuerte.

Otra mas donde los puedo ver simplemente caminando tomados de la mano, uno mira al otro y este no se da cuenta y el que ve sonríe por la gratificante de su mutua compañía, el otro voltea y pregunta a qué se debe, mera felicidad.

Varias puertas mas delante se ven apoyandose por las vicisitudes de la vida, las circunstancias del mundo levantando el animo por las preocupaciones buscando soluciones, tratando de romper miedos, ansiedades, inseguridades y vulnerabilidades.

Interminables puertas, infinitos momentos que yacen en el recuerdo cada una de ellas emana colores, sabores, olores y sentimientos, alegrías, felicidades, enojos, descontentos, miedos, tranquilidad, preocupaciones, dolores, seguridad, caricias, besos, amores.

Así pues la noche oscura me hace viajar, recorrer cada recuerdo un momento de dolor, un momento de enojo, momentos de tristeza, sumergido en el abismo para aprender y crecer, para poder avanzar, duele intensamente, te encuentras deprimido y no sabes que hacer.

Y es que después de todo las puertas son solo una ilusión no son muchas sino una, mi mente las construye al momento para poder describir lo que en mi interior sucede, para facilitar al lenguaje y poderlo expresar.

En un intento de poner en la balanza los momentos para valorar el peso, cualidad y calidad, aunque es difícil poner en números algo subjetivo pues lo que se siente es imposible de medir.

Un escrito terapéutico tomando como analogía esa aguja e hilo para remendar o quizá también pueda usar polvo de oro para soldar para poner las piezas fracturadas en su lugar. 

Pienso que puede que haya "destino", puede que así lo dicte "la vida" o quizá un contrato de vivencias mutuas en los planos superiores para encontrarnos en el camino y aprender en compañía, pero puede que no, puede que seamos nosotros los que a fin de cuentas decidamos que es nuestra vida.

Dejare la puerta entreabierta -para permitirme seguir viviendo, seguir experienciando, seguir aprendiendo, cometer errores, y seguir andando en el camino- aun así hay que tocar si deseas entrar.

Ľυίṣ Λṃᾰṳṙẙ ɌН.

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