Muchas cosas (fragmentos de algo).


Kimi no Na wa
A caso no es una falacia que cuando me siento en un estado de gracia o cierto grado de bienestar ese momento nubla la experiencia, rebosante de calidez desconozco lo que me ha llevado aquí; bajo la sensación de esperanza la incertidumbre que aparenta desvanecerse y hay seguridad en el presente, a razón de que la felicidad impera, temporalmente. 

Tal vez tarde, o tal vez en el momento justo es cuando me hice "consciente", al tiempo adecuado para que mi ser asimilara el aprendizaje, que la idealización y las expectativas de los otros internalizadas no resonaban acorde mi esencia, que dicha disonancia me generaba miedo y dolor.

Evasión, el mecanismo de defensa favorito para no confrontar al espejo, la persona frente a ti; pues las personas son el reflejo de la sombra, lo que rechazo en mi y que puedo aprender de ello. Regresión, el anhelo del bienestar pasado, pues para muchos el no saber es felicidad; el deseo fortuito a repetir, revivir eso bueno que "tenia". Confluencia, perder los limites de mi yo y el entorno o las personas, pasividad ante sus exigencias, dificultad para expresar el sentir o negarme ante algo que no deseo. Justificación, compensar mis actos para reducir la pesada sensación de responsabilidad proyectando en los otros el motivo de mi falta de plenitud. 

Me pregunto a cuántas personas cual viajero he llevado a su destino, que a manera de relevo entregué en charola de plata, y que la única gratificación al menos fuera una ultima mirada confidente antes de continuar su sendero por un camino mas llano. El Hermes mensajero y negociador, Caronte el guía, el Hades del conocimiento interior y la sombra, arquetipos del maestro, del rebelde que cuestiona, y el sabio que revela la severa realidad, el despertar abrupto de las 3:30 am.

Oh! Sartre, sé mas claro cuando dices que "estamos arrojados al mundo" desprovistos de sentido no es una sentencia fatalista, que si "la existencia precede a la esencia" es justamente mi responsabilidad como ser autónomo hacerme consciente de mis acciones y responsables de los efectos de ello, del dolor que puedo ocasionar y el amor que puedo dar. Y construir conforme la experiencia el sentido de mi existencia, es decir, crear mi esencia; "el hombre esta condenado a ser libre" dijiste.

Idealicé el equilibrio, ese estado donde nada pasa, no pasa nada de lo que aquejarme, no hay necesidad o carencia, solo confort, solo bienestar, lo exterior no afecta, todo parece encajar, hay un sentido de la vida, un estado de seguridad. Pero es solo eso, un estado, un momento temporal, el ciclo de la experiencia ha de girar cual espiral y surgirá una nueva necesidad, la satisfacción es impermanente, por tanto dicho equilibrio u homeostasis es quimera. Aquel que busque que tal equilibrio sea inmutable petrifica su existencia. 

He de preguntarme entonces si tal "equilibrio" de antaño fue otro mecanismo de defensa, de subsistencia; una huida, un desprendimiento a los estímulos negativos que percibía, evitación a confrontar las fuerzas disonantes, delimitar los espacios vitales, definir mi rango de vibración, la extensión de lo que admito dejar entrar en la interacción y la intensidad de mis vínculos interpersonales.

Encajar o adaptarme al mundo de manera adecuada según vea, conforme la síntesis constante de mi experiencia a manera de proceso dialéctico, mi capacidad resiliente. Saber y conocer cuando soltar-contener el control, el pensar, el sentir, el dar, el recibir, el hacer, el estar (gracias por estar), el quedarme o el irme; regular las emociones.

La espiritualidad es quid para el sentido de la existencia, al menos para mi. He procurado desprenderla de lo religioso y también de no idealizar su contenido, pues no es algo separado del mundo, tampoco es de orden superior sino natural, quizá si trascendental, aunque difícil de expresar porque es una vivencia personal, los lentes-episteme con los que en parte veo la realidad. 

Justamente he de hacer introspección casi inevitablemente, sin cuestionamientos internos de por qué es tan ordinario en mí cavilar; dar cuenta de mi historia y experiencia transitada, de vivencias positivas y negativas, subjetivas cabalmente, aprender pues de la experiencia y continuar viajando, construyendo tomando un poco del mundo y otro tanto de mi ser, creando cual arte el sentido mientras vivo la existencia.

Es peculiar que me pongas a pensar de dicha manera, lo disfruto por eso lo agradezco. Estas son pues mis crípticas cavilaciones, motivadas por la sinergia de nuestras experiencias y los cuestionamientos que me haces a distancia, pensar en muchas cosas, fragmentos de ideas aleatorias de algo. 

Un cálido café sobre el escritorio, la ventana abierta y la mirada que la atraviesa, inhalo profundamente, petricor, la briza de una lluvia que se avecina, inspiración y dedos sobre el teclado, sublimación, pulsión satisfecha.

Ľυίṣ Λṃᾰṳṙẙ ɌН

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