Charla con Morfeo y tu.


De platicas interminables, de mostrar nuestros puntos de vista, de compartir nuestras vivencias, de estar-presentes y ver de vez en cuando nuestro reflejo en el otro. Que dichos encuentros me muestran las piezas perdidas u olvidadas que me hacen falta; que justamente encajan y complementan, a manera de recordatorio el de no buscar afuera lo que yace dentro de nosotros.

Solo que el hecho de abusar de la intelectualización y la exposición constante con la teoría me hizo olvidar dichas piezas, que esto generaba la sensación de vacío, soledad y la pesada pérdida de sentido; así separado o desconectado de la existencia, haciendo de cuenta que no pasaba nada, que la respuesta constante a un cómo estás es el típico "estoy bien", eso es lo que responde la fachada, pero internamente la inestabilidad e incertidumbre imperaba.

Y así compartiendonos con los filtros desvaneciéndose, la máscara retirándose y los juicios apartándose, me haces dar cuenta de la importancia que tiene el CREER, de recuperar el misterio de la vida, eso que nuestra profesión le llama pensamiento mágico, y que al exponerme a tu mera presencia y reflejarme uno que otro rayo de luz comienzo a recuperar la conexión, ese estado de unión espiritual con el mundo, con la existencia.

La pauta emergió con ese "este es quien soy, esto es quienes somos", y también al poner sobre la mesa la consideración que en su momento incomoda y tajante realidad de la posible falta de Dios en nuestro corazón; eso da marcha a querer restablecer dicha conexión, y en el proceso tal evento me hace ver que he de confiar, que en mi andar voy acompañado;  recobro el sentido, el vacío cesa, la sincronicidad de los eventos se vuelve hacer visible (es el todo pasa por algo) y en los "para qué" rescato su sabiduría.

Aquí y ahora puede ser maravilloso, solo basta contemplar lo inédito del presente; mirar el orizonte, el día, la noche estrellada, un colorido atardecer, el vaivén de las hojas de aquel árbol, el cantar de las aves, los aromas de la tierra, las texturas al tacto, el viento que roza nuestro rostro, el hacer y andar de las personas, la espontaneidad en la infancia, una caricia, un abrazo, una sonrisa y cruce de miradas, el sorbo de un buen café, una bella melodía que trae recuerdos o nos pone de buen humor.

Todo es contacto, nuestra presencia con la naturaleza, con el mundo; la existencia es contacto, es conexión, es formar parte de todo y a veces por instantes logramos sentir que estamos fundidos con el universo, accedemos por un momento a un cachito del nirvana.

Gracias por estar, por tu luz que me hace recordar la conexión.

Ľυίṣ Λṃᾰṳṙẙ ɌН

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