Lazos inconexos en la noche oscura (del desprendimiento a la integración).


Quizá es por eso que en momentos nos sentimos incompletos, que existe esa sensación de vacío como si algo nos faltara, algo fundamental en nuestro interior.

No esperaré lo que los demás esperan de mi, que en ocasiones resulta cansado tener que adecuarse a las expectativas, proyecciones e idealizaciones de los demás.

El tener que cuidar la imagen mental que los otros tienen de mí; de si mis acciones son las correctas antes sus ojos, el procurar lo que se piense y diga; ajustarme a la correspondencia de su coherencia de dicha imagen.

En fin, ser lo que los otros consideran debe ser mi ser y actuar; ha de resultarme indiferente sus valoraciones "morales" ante mis actitudes porque sus "correctos e incorrectos" vienen de sus jueces-verdugos personales que anteponen como si de la verdad absoluta se tratara, ignorando que su percepción es subjetiva.

Pueden no escatimar en las miles de razones de porque hago lo que hago y encontrarme culpable sea su veredicto, a razón de la evidencia encontrada en sus "propios" pensamientos y/o por la información dicha por los otros, pero si genuinamente quieren saber la verdad tienen que venir a la fuente, para que no hagan prejuicio.

Es curioso como confiamos en lo que dicen los otros de otra persona más, y así sin más lo aceptamos pasivamente como verdad sin darnos cuenta quizá que estamos cayendo en una falla de nuestra percepción, cambiando una imagen mental que ya teníamos de alguien por una equivocada; bien podríamos dudar de lo que nos dicen de esa persona, pero dudar requiere indagar, gastar nuestra energía, y no muchos quieren salir de esa pasividad para comprender la verdad.

En ciertos momentos resulta un tanto confuso encontrar los limites o el punto medio entre nuestra individualidad y colectividad, el aprender de los riesgos de la confluencia en este proceso de individuación que definió C. Gustav Jung para no caer en un estado de ego puro, pues una de las razones que evitan eso es separando lo que soy de lo que los demás esperan que sea, pero yendo mas allá y reconociendo que estoy unido con la totalidad infinita, es decir, soy un ser interdependiente en la existencia, el "interser" del que habla Thich Nhat Hanh donde todos estamos conectados por la causalidad.

Creo que de ahí viene la sensación de vació, por un lado sustraemos nuestra esencia al permitir que los otros nos definan, el de sentirnos presionados por seguir lealtades autoritarias inmersos en los grupos así perdiendo nuestra individualidad, lo cual me recuerda la frase: "la lealtad es a la causa no a la persona", cuando el líder se corrompe la causa corre el riesgo de desvirtuarse, y dada la pasividad de las personas terminan por alienarse siguiendo una ideología incoherente e incongruente cual dogma, por eso es que no todos tienen la valentía para dudar de dicho ideal pues existe la posibilidad de ser exiliado del grupo por las expectativas depositadas no-cumplidas en el rol de la persona y eso, no es algo agradable dado nuestro instinto gregario.

Por otro lado se genera la sensación de vacío debido a una cargada identificación con lo interno, le damos demasiada importancia a nuestro sentido de identidad, a nuestro Yo, que todo lo que deviene de fuera lo tomamos personal cuando en la mayoría de los casos lo que parece ser un atentado a nuestro ego es meramente un suceso circunstancial, dado que no lo vemos así, es mas fácil buscar culpables para eximirnos de la responsabilidad de nuestras acciones y nos vemos obligados a defender nuestra identidad dándole sentido a nuestro actuar con base en justificaciones que bien pueden darse como disonancia cognitiva. Reificamos nuestro Yo mayormente en eso externo, lo que las personas dicen cómo debemos ser; demasiada identificación supone una especie de sensación de aislamiento, de separación, de ahí el vacío.

Y es que nuestro Yo parece ser una ilusión carente de sustancia y forma, la sensación de continuidad temporal y espacial, nuestra percepción de lo que "está allá afuera" generada por los sentidos, las imágenes mentales que son producto de nuestra mente; ella es la que organiza y estructura así generando la sensación de la realidad. Todo ocurre en nuestra mente, reificamos y damos "sentido" a la sensación de ser; esto bien lo explica y describe el Budismo al expresar que más allá de la identificación de nuestro ego y nuestro Yo subyace la consciencia como naturaleza pura. Un vaso de cristal es carente de forma y sustancia como objeto aislado e independiente de la totalidad, eso que llamamos vaso consiste en el significante de nuestro lenguaje y la construcción mental que tenemos de ello, un cúmulo de átomos unidos en moléculas de carbón, sodio, calcio y oxígeno ordenadas que dan la sensación de un solido semitransparente, que se obtiene de la aplicación del fuego en la arena, que esta a su vez se crea por el desgaste de los minerales principalmente en el mar, una masa de agua que se formó en los albores del planeta mientras nacía el sistema solar por acción de la gravedad y choques de materia, que anteriormente eran una gran nube gaseosa gigante de moléculas, de una galaxia en desarrollo, todo esto por efecto de la acción de un big-bang.

Un "simple vaso", como producto de la causalidad que requiere de la presencia de infinitos elementos para su existencia, al igual que nuestro Yo, existimos gracias a la causalidad y la interdependencia; al dar cuenta de esto podemos comprender que no existe tal sensación de separación, de vacío.

No estamos solos, somos causa y efecto en los otros y viceversa, irradiamos luz u oscuridad, dolor o amor... todo y todos estamos conectados, depende de nuestra voluntad lo que queremos emanar y dar.

Ľυίṣ Λṃᾰṳṙẙ ɌН


"Lokah samastah sukhino bhavantu" 

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