Para!



Detente! por un momento, fíjate en el presente, hoy, mañana o cualquier día a cualquier hora, unos segundos, unos minutos o el tiempo que quieras, solo, detente, libre de pensamientos, ausente.

Rasga el torrente de lo cotidiano, del día ajetreado, detente andando en cualquier lugar y hazlo de golpe, casi como engañandote que lo tenias planeado, de manera inesperada y abrupta, con espontaneidad. Para, del "tengo" que ir para allá o para acá, del "debo" hacer esto o aquello antes de que las arenas del tiempo se agoten y no tienes.

Observa y siente, simplemente contempla lo que fluye, lo que está pasando en este justo momento, lo que sucede, sin pensarlo mira lo que acontece, solo observa y ya!

El andar de la gente que sabe a donde irán tan a prisa o en calma, o descansan sentados en ese parque viendo las palomas que alimenta aquel viejo del bastón con migas de pan mientras los niños corren a perseguirlas, la señora que vende dulces o ese que pide unas cuantas monedas.

Sea día o noche, con calor o frío, observa si hay viento que rosa tu cara como regalandote un afectuoso abrazo al contacto con tu cuerpo, tal vez caminas por el pasto y pisas las hojas secas de ese árbol, quizá puedes saborear el crujido con cada paso, o si desprenden algún aroma peculiar; si agudizas el oído puedes percibir el aleteo de aquella mariposa o el sonido del árbol creciendo, la frescura de su sombra, el marchar de las hormigas que andan por ahí.

A lo lejos tal vez te sientas atraída por el aroma del café de alguna esquina, el agua de la fuente, o si llueve, la caída de las gotas que chocan por las calles mientras la gente graciosamente corre, o escuches alguna melodía; el andar de los diferentes tipos de zapatos, tal vez te encuentres en un espacio suficientemente abierto y puedas contemplar los tonos rojizos del atardecer, lo rayos de sol que escapan de entre las nubes, la migración de las aves, la tormenta distante, la noche estrellada, el frío que antoja una fogata o un fuerte y cálido abrazo. 

Y es que no solo con los sentidos puedes percibir, también es posible dar cuenta de algunas cosas un tanto invisibles o mejor dicho sutiles. Las batallas imaginarias de los niños que juegan, la ternura de los padres que enseñan a su pequeña hija a caminar sujetando sus manos mientras torpemente da unos pasos, la felicidad de esa pareja de viejos que disfrutan la nieve de cereza que comparten, la espera agobiante de aquel chico que mira constantemente la hora a saber del motivo, la prisa y preocupación en el caminar del señor de traje que carga un maletin mientras parece que resuelve el mundo por teléfono, una mala noticia que se ve en los ojos llorosos de la chica sentada allá a lo lejos, el amor de esa pareja reflejado por sus profundas miradas, el intercambio de sonrisas sonrojadas mientras se toman de la mano, un beso en la mejilla. Y así muchas cosas más, dime, qué más sucede? 

En la procesión de los soles y lunas, el girar de la tierra, el transcurrir de los años, el viaje de nuestra galaxia por el basto cosmos. A veces y en muchas ocasiones sin darnos cuenta todo sucede, siempre acontece, el presente. 

Detente por un momento y da cuenta de lo maravilloso que es la existencia, aquí, donde estás.

Ľυίṣ Λṃᾰṳṙẙ ɌН

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